Solía caminar por las calles sola, pero desde que tiene a su cargo a Roberto, siente culpa y a la vez cansancio de dejarlo solo en casa, despistado y con tantas dudas sobre su persona.
Más que mal ... pareciera ser que a Roberto no le ha caido muy bien esto de ser un no muerto.
Y no es agradable tampoco. Pero, hay una cosa más. Algo que no había sentido en estos 10 años. Es algo extraño, como, un instinto maternal que aún no se le ha ido del todo, esa necesidad de ser necesitado por otra persona...o no persona. Como sea.
El cuento está en que se siente bien, y contenta dentro de si de poder ser parte de la nueva vida de un individuo y que le cae bien y que le gusta y que de paso no se queja, mucho.
miércoles, 14 de enero de 2009
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