Los días pasan y el trabajo continúa incesante.
El clima se ha vuelto frío y los conflictos comienzan a emergen en la barca.
En verdad no sé si seguir aquí. La soledad y la belleza siempre han sido dos de mis miedos y a pesar de las ganancias que se me vienen en el futuro próximo, siento que de alguna manera caeré en alguno de estos estados.
Desde la ribera todo se ve más calmo y en este pequeño cuarto todo se ve más sencillo de lo que parece. Mirar por la ventana y ver el atardecer desde aquí es algo que hace unas semanas me llenaba de regocijo y una sensación de fortuna y alegría. Ahora, todo se me vuelve oscuro y sucio.
Y no sé si será lo mejor el estar...
El clima se ha vuelto frío y los conflictos comienzan a emergen en la barca.
En verdad no sé si seguir aquí. La soledad y la belleza siempre han sido dos de mis miedos y a pesar de las ganancias que se me vienen en el futuro próximo, siento que de alguna manera caeré en alguno de estos estados.
Desde la ribera todo se ve más calmo y en este pequeño cuarto todo se ve más sencillo de lo que parece. Mirar por la ventana y ver el atardecer desde aquí es algo que hace unas semanas me llenaba de regocijo y una sensación de fortuna y alegría. Ahora, todo se me vuelve oscuro y sucio.
Y no sé si será lo mejor el estar...
Tocan la puerta. Deja el lápiz y el cuaderno sobre la cama. A penas está iluminado con el pequeño foco que ha instalado sobre su estrecha litera.
- ¿Quién será? y ¿A estas horas?- Con lentitud y mente el blanco automáticamente se dispone a levantarse de su sitio y abrir - ¿Qué más da? De seguro vienen a invitarme un trago que no quiero beber y a conversar de cosas de las cuales no quiero hablar...pero en fin.
- Hola ¿cómo estás?
- ...Pero... Artizar...¿qué haces a estas horas por aquí?
- Pues estaba en casa y me pregunté como estaría tu salud, hace días que no sabía de ti y la última vez tenias aún algo de fiebre...y...pues... - Dijo Artizar entrando a la pequeña estancia de Mikel, observando todo y verificando con bastante obviedad la soledad en que se vive en una cabaña tan pequeña. - Además, como tú,también estoy sola. No soy de aquí, como lo sabes y a veces mi trabajo es un poco frío y me di cuenta que podríamos compartir algo. Toma te traje aceitunas rellenas.
- ... Gracias... Pero si nos conocemos tan poco.
- Por lo mismo, es una buena ocasión, ¿no?
- Pues, qué más da ya estás aquí. Anda, ¿qué te sirvo?- Dijo entre sonrisas y sorpresa pues Artizar no es de aquellas personas que se esperaba ver.
- Um... pues, ¿qué tienes?
- Algo de vodka... hielo, café ... té, de seguro que te sirves un té.
- Pues, viéndolo así me apetece algo de vodka.
Y sin rodeos, ambos, foráneos en tierras marinas comparten un poco de sus soledad.
Dios hace siempre cosas muy extrañas, heme aquí solo y lamentándome y me trae a esta chica, a la que le debo mi mejoría y salud.
Luego de varios silencios Artizar comienza.
- Es duro estar haciendo servicios aquí. Uno que viene de ciudad está acostumbrada a la bulla y las luces y a los bares y aquí pues parece que se ha detenido el tiempo, todo queda tan distante y como una no es de estos lados, me ha costado un poco hacer conocidos.
- Pero con lo guapa y simpática que eres hacer amigos no te debe costar mucho... emm ... - La sonrojada cara de Mikel y su tono picaresco espontáneo solo podrían soltar algunas risas nerviosas.
- No te creas, esto de ser enfermera creo que da un poco de temor a las personas aquí, o qué se yo, no sé...
- Pues no veo impedimento alguno por tu profesión, al contrario, los hombres suelen soñar con estar con una mujer que les atienda y les alivie el dolor
Las risas no se dejaron esperar, los 40º de alcohol empezaron a hacer efecto y entre secretillos y penas compartidas el roce de los brazos, las manos y las miradas empiezan a encender fuegos reprimidos.
- Uff... qué divertido, a pesar de lo inesperado de tu visita y lo desordenado que tengo aquí todo me hacia falta compañía, si es que justo me haz encontrado reflexionando sobre mis penas y ... que bueno es tenerte aquí.
- No te preocupes, ha sido una casualidad, pasa que, no sé me imaginé que como no eres de aquí y que como yo estarías un poco aburrido...
- Extraño la compañía de...
- ¿De tu novia?
- Umm... - un silencio en recuerdo de los suspiros enamorados de Heleni - No, no, no de mis amigos y familia. No soy muy sociable ni de bares pero en mi pueblo nos la pasamos muy bien tengo muy buenos amigos y padres y los extraño.
Querido Mikel, haz negado la existencia de Heleni, primer paso de su ausencia, primer momento de mentiras, luz de desapego, vaso medio lleno de la luz que trae Artizar entre sus vestidos claros y ceñidos. Tibieza que te entrega su melodiosa voz ante las delicadas letras de una carta que no respira que no huele que no toca y no habla. Cartas que has escondido bajo el colchón, secreto que te avergüenza ante la presencia independiente y real de esta mujer.
He negado a Heleni. Pero Heleni no está y nunca lo sabrá. Está Artizar. Qué guapa que es. Qué atrevida y segura. Qué mujer. Oh, Dios, me la has traido justo en el momento en que me veía deprimir.
He negado a Heleni. Pero Heleni no está y nunca lo sabrá. Está Artizar. Qué guapa que es. Qué atrevida y segura. Qué mujer. Oh, Dios, me la has traido justo en el momento en que me veía deprimir.
-Quiero saber de ti, me intrigas, tan silencioso siempre, tan pensativo a ver confiame alguna cosa que yo no digo nada...
- Me pones nervioso, ¿sabes?
- Lo sé, por eso vine, para relajarte.
Un beso. Otro más. Sus manos en tu rostro, las tuyas retorcidas entre los endredones de la cama. La deseas, la deseas profundamente, pero le temes. Un beso más y su lengua entra tibia a tu cavernosa boca, tu lengua entra y sale de esta humeda guarida de placeres escondidos tras su pequeña boca que no es boca ya que es jugo, que es sabores, que es luces y algodones.
Tus brazos quieren abrazarla, tu pecho quiere sentir el ir y venir de sus pechos agitados. Su cabello claro y corto a penas roza tu rostro desarreglado y sin afeitar pero aún así su saliva es humectante entre tan secos vacíos de tiempo.
Su cuerpo se acopla al tuyo y las ropas son un impedimento más que avisan sobre el decoro y las buenas costumbres, pero ella desabrocha la blusa y da el pase al más suave de los contactos. Su boca musita tu nombre y tu cuerpo musita su sed.
Ya no importa nada, te pierdes entre las caricias y las risas, te internas en sus carnes que te acogen en dulces espasmos de vida y muerte. No hay futuro ni pasado, solo su presente infinito. Sus ojos claros entrando en los tuyos y tú entrando en ella. ¿Qué importa la litera vieja, el sonar ritmico repetitivo, el vodka, las cartas, la distancia, el mar? Si ella te entrega lo que quieres en una marea de emociones y sensaciones que pensaste no se repetirian por las horas de viaje y la pasividad de la niña tejedora que escribe cartas entre sollozos y sueños nostálgicos.
- Heleni...- susurra despacio entre un suspiro imperceptible entre los movimientos antojadizos y los gemidos suaves de la luz que ha entrado en tu pequeño hogar.
Gabriela
3 comentarios:
hace mucho que no me atrevia a escribir algo en el blog... pero parece que me he dado el tiempo y el lujo de continuar con una de estas tan extrañas novelillas que me he propuesto empezar.
Espero que te guste, y espero que también se empiece a forjar una historia mas consistente con más personajes y más intrigas.
Recuerda que es una novela y nada de lo que está aquí tiene que ver obligatoriamente con la realidad :D
espero que lo disfrutes
No ha gustado el texto parece... pero ... es parte de la historia que ha quedado inconclusa... no era mi intención herir a nadie... pero ... ante el silencio... pues, sólo puedo esperar negación o desaprovación.
Ese texto es de cuando yo aún no sabía lo infiel que me fuiste... Deja de mentir sobre mí y revisa las palabras de tus comentarios.
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